La depresión es un trastorno del
estado anímico en el cual la persona que la padece tiene un sentimiento de
tristeza, melancolía, infelicidad, abatimiento, ira o frustración que interfieren
con la vida durante un período de tiempo. Este trastorno puede ocurrir a
cualquier edad, bien en adolescentes, adultos o personas mayores y existen
diversos tipos de depresión en función del desencadenante de esta.
Los síntomas que caracterizan
este trastorno son el estado de ánimo irritable o bajo, la dificultad para
conciliar el sueño o por el contrario el exceso de este, cambio grande en el
apetito, sentimiento de inutilidad, movimientos lentos, inactividad,
pensamientos de muerte o suicidio…
Existen una serie de factores que
pueden contribuir a la aparición de la depresión, a menudo se puede trasmitir
de padres a hijos a través de comportamientos dentro del hogar y en el día a
día, también se puede desencadenar por algún hecho traumático que haya ocurrido,
el alcoholismo también es un desencadenante de esta, cáncer o algún tipo de
enfermedad crónica, aislamiento social…
El tratamiento contra la
depresión puede ser de dos tipos: farmacológico y psicoterapéutico. También puede
contribuir mucho a la mejora de la persona depresiva la comprensión y el cariño
de sus familiares. El tratamiento farmacológico se basa en el uso de
antidepresivos que se emplean para corregir desequilibrios en los niveles de
las sustancias del cerebro como la serotonina. En cuanto al tratamiento psicoterapéutico,
tiene como fin ayudar al paciente a conocerse mejor y cambiar sus malas formas
de pensar, sentir o actuar.
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