La piromanía es un trastorno
psiquiátrico que se caracteriza por el impulso de iniciar incendios. El
pirómano suele sentir interés y atracción por temas relacionados con el fuego,
como son los vehículos de bomberos, las estaciones de bomberos, las cerillas,
etc. Como muchas enfermedades psíquicas, puede ser crónica o episódica. Afecta
a menos de un uno por ciento de la población, siendo el 90% hombres.
El pirómano no provoca el fuego con
fines con ánimo de lucro o por hacer daño, sino que lo hace como forma de
desestresarse. En adultos se relaciona con otros trastornos como el TOC, y así
mismo, se asocia con síntomas que incluyen depresión, pensamientos de suicidio,
etc.
Para que una personas sea
diagnosticada como pirómana, debe haber provocado incendios de forma
premeditada (sin que tener interés de venganza, motivos económicos, etc),
presentar una fascinación por el fuego, sentir tensión a la hora de provocar
incendios, y, por último, una sensación de relajación o satisfacción al haber
actuado.
En cuanto al tratamiento, se
realiza una terapia en la que se intentan modificar la conducta, aunque si el
pirómano es menor, se debe analizar también la situación familiar.
Bibliografía:
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