Los trastornos de la conducta
alimentaria engloban varias enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de
que se manifiestan a través de la conducta alimentaria, en realidad consisten
en una gama muy compleja de síntomas entre los que prevalece la alteración o
distorsión de la auto-imagen corporal y temor absoluto a subir de peso.
Algunos de los síntomas que
caracterizan la aparición de un trastorno alimenticio son: actitudes obsesivas
respecto a las dietas, disminución importante de peso. Comer a solas, contar
las calorías de los alimentos ingeridos, cambios en el carácter, verse gordo,
encerrarse en el baño después de comer, realizar ejercicio de manera excesiva y
obsesiva, sentir nerviosismo al estar cerca de la comida, baja autoestima,
frustración por tener sobrepeso, comparaciones con otras personas, depresión,
culpa, darse atracones de comida, vergüenza, sueño, irritabilidad, cansancio
constante…
Este tipo de trastornos suelen
estar causados por la ansiedad y por una preocupación excesiva por el peso
corporal y el aspecto físico. Existen una serie de factores que contribuyen a
la aparición de estos trastornos como son los factores personales, enfermedades
gastrointestinales, la pubertad temprana, problemas previos de obesidad; los
factores familiares, antecedentes, prejuicios; y los factores socioculturales,
como el mito de la belleza, discriminación y rechazo, la influencia de los
medios de comunicación…
En cuanto al tratamiento que se
sigue en estos casos, puede ser: psicológico, orientado a conseguir cambios
duraderos en los pensamientos del paciente; nutricional, donde se aconseja
sobre hábitos saludables de alimentación y advertir sobre los no saludables; y
por último el farmacológico, que se combina con el psicológico en caso de
precisar de medicación, este se da en casos de trastornos por atracones o para
resolver depresiones, ansiedad o impulsividad.
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