La acrofobia es lo que se conoce
como el miedo a las alturas. No debe confundirse con el vértigo, que se trata de una sensación de giro de los objetos que nos rodean. Un ejemplo de
acrofobia sería no atreverse a practicar deportes extremos o de alturas, como el paracaidismo.
Al igual que otras fobias, la
acrofobia genera grandes ataques de ansiedad, lo que induce una conducta de
evitar la situación temida. En este caso, las situaciones con una altura
notable, como asomarse a un balcón, son típicas de este tipo de fobia.
Muchas de estas personas que
padecen esta fobia pueden llegar a sentirse muy incómodas cuando están en
lugares altos. Esta experiencia no se limita únicamente a seres humanos, muchos
mamíferos muestran molestias si se encuentran a ciertas alturas.
Actualmente, los investigadores
proponen que el miedo a las alturas puede tener algo que ver con nuestro
sentido interno de las ondas de equilibrio. Esto significa que la gente podría
llegar a ser capaz de superar ese miedo cerrando los ojos y confiando en el
equilibrio natural de estabilizarse.
Por el momento, el tratamiento utilizado
en este tipo de fobia sería una terapia de habituación en la que el terapeuta
enseña al paciente a utilizar técnicas de relajación para enfrentar las
situaciones estresantes y gradualmente se va poniendo al paciente en
situaciones donde se desencadene la fobia para que ponga en práctica las técnicas
ofrecidas por el terapeuta para que poco a poco pueda ir superando ese miedo.
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